Prevenir la infección
Los niños con Cardiopatías Congénitas tienen mayor riesgo de desarrollar endocarditis bacteriana, una infección del tejido que recubre el interior del corazón y los vasos sanguíneos. Se trata de una enfermedad grave que requiere un tratamiento antibiótico por vía intravenosa de larga duración en un medio hospitalario.
Cada vez que un niño se somete a un procedimiento quirúrgico, se pueden introducir bacterias en su torrente sanguíneo. A pesar de que los glóbulos blancos generalmente destruyen estos gérmenes antes de que se produzca la infección, en las superficies rugosas que puede contener un corazón con una Cardiopatía Congénita es más fácil que algunos gérmenes sobrevivan y se reproduzcan, provocando una infección del revestimiento interno del corazón.
Afortunadamente, los riesgos de endocarditis bacteriana se reducen considerablemente tomando una dosis de unos antibióticos específicos antes de aplicar ningún procedimiento médico que implique algún riesgo de introducir gérmenes en el torrente sanguíneo. Éstos incluyen los procedimientos odontológicos y ciertos tipos de cirugía.
No obstante, algunos padres interpretan erróneamente esta precaución y creen que las visitas al dentista, incluyendo la limpieza de boca, son potencialmente peligrosas y que se debe evitar este riesgo dejando de llevar al niño al dentista. ¡Esto es incorrecto! De hecho, lo más arriesgado es ignorar la salud dental del niño, lo que puede conllevar el desarrollo de caries e infecciones en las encías. Aparte de tomar antibióticos correctamente, es importante que los niños con Cardiopatías Congénitas se cuiden bien la dentadura lavándose los dientes y utilizando seda dental. Su hijo debería empezar a ir al dentista lo antes posible, y las visitas al dentista deberían ser tan frecuentes como éste recomiende.
Se recomienda tomar medidas para prevenir la endocarditis bacteriana en los niños con prácticamente cualquier tipo de Cardiopatía Congénita (exceptuando la comunicación interauricular y el ostium secundum). Comente estas medidas preventivas con el médico de cabecera de su hijo, el cardiólogo pediátrico y el dentista. El cardiólogo pediátrico de su hijo le puede facilitar folletos informativos donde se detallan los antibióticos recomendados y las dosis adecuadas.
Si sospecha un problema
Aunque las complicaciones repentinas graves durante o después del tratamiento cardíaco no son habituales, usted deberá fijarse en ciertos síntomas que podrían indicar la necesidad de que su hijo reciba atención médica. Si a su hijo parece que le cuesta respirar más de lo normal, llame inmediatamente al pediatra. Otros signos que requieren atención médica inmediata incluyen:
- Cianosis.
- Respiración rápida o dificultades para respirar
- Poco apetito o dificultades para alimentarse (que pueden asociarse al cambio de color)
- Sudores durante la alimentación
- Retraso del crecimiento (el niño no gana peso o lo pierde)
- Disminución del nivel de energía o actividad
- Fiebre inexplicable de larga duración.
Si percibe cualquiera de estos síntomas en su hijo (independientemente de que sea un bebé o un niño), llame al pediatra inmediatamente.
El cuidado de su hijo
Criar a un hijo con una Cardiopatía implica aprender los aspectos fundamentales del cuidado de su salud, que incluyen alimentarlo bien, medicarlo correctamente y saber identificar los signos de que hay problemas, pero también implica animar al niño a que se implique en su propio cuidado.
Puesto que actualmente la mayoría de las Cardiopatías Congénitas se tratan durante la lactancia, a menudo es necesario explicarle al niño cuando es mayor lo que le ocurrió cuando era un bebé. Cuando su hijo sea lo bastante mayor para entenderlo, explíquele por qué motivo tiene cicatrices quirúrgicas, necesita tomar medicación o tiene que ir regularmente al cardiólogo pediátrico. Descríbale el tratamiento que recibe de un modo que él pueda entender y no intente ocultar los detalles.
Cuando un niño cree que desempeña un papel en su propio cuidado, es más probable que se sienta seguro de sí mismo y sea positivo. Tal vez el pediatra de su hijo pueda sugerirle formas adecuadas de explicarle ese tipo de cosas.
Es posible que su hijo tenga restringidas algunas actividades físicas, pero aún y todo podrá jugar y explorar con sus amigos. Pregúntele siempre al cardiólogo qué actividades debe y no debe practicar su hijo. Por ejemplo, es posible que no pueda practicar algunos deportes de competición.
Aunque es tentador ser excesivamente protector con un hijo afectado por una cardiopatía, el hecho de sobreprotegerlo puede hacer que se sienta aislado y diferente a los demás niños -lo que, a la larga, podría perjudicarle más que la cardiopatía en sí misma. Por encima de todo, haga todo lo que esté en sus manos para conseguir que su hijo lleve una vida lo más normal posible.
Fundación Nemours
Revisado por: Steven Dowshen, MD
Noviembre de 2007